Two Poems


THE COMMODITIES MARKET EL MERCADO DE MATERIA PRIMA

Where one finds poetry, one finds the Lord,
God of Epic, a golden instrument on Our Lord’s plums, God the body,

pelt of Our Lord, red cap for red God, tree of the Heavens.

Remember, José Daniel? The God we engraved on our desks?
Christ of Our Lord, Christ of Our Children.

Lord’s denominator in the Lord’s arithmetic, a pair of children
scissors.

God at our borders, the salt
of Our Lord, God’s ocean of cotton, of sugar.

A nickname for God: The Lord Elephant. Lord mule.
Lord’s acres. Hospital Lord. Texas for God Alabama.
God’s sea of blue tarps.

Our Lord’s November. An August for Our God. Roses of God
for the roses.

Freights for God’s rest, clouds for the Lord. Will the Gods
disappear, their arms full of roses?

God in the shadows, 11 months of God in the shadows,
the dogs relieving themselves

on the walls of the Lord, the wall of our Lord, Our Lord in God’s roses,
Lord’s wound flowering red.

One heaven of fog clouding faces for heaven of roses—a heaven
for God, Our Lord and the Darkness

of numbers, Lord’s icebox, Lord’s cages
for the Children of God, an armful of roses

for roses of God, God’s labor, God’s Wednesdays
as labor and the labor of God.

Donde se encuentre la poesía, se encuentra su Dios
epopeya, el tenedor oro en ciruelas de Dios, el Dios en su cuerpo,

sus pieles de Dios, su gorro de Dios rojo, el árbol de los cielos.

¿Recuerdas, José Daniel, cuando grabamos al Dios en los pupitres?
El Cristo de Dios, el Cristo de los Niños.

Su aritmética el denominador de Dios, las tijeras
de los Niños.

El Dios en las fronteras, la sal
de su Dios, su mar de algodón, de azúcar.

El Dios en su apodo de Dios Elefante. Dios mula.
Los terrenos de Dios.  El Dios de hospitales. Un Texas para el Dios Alabama.
Su mar de carpas azules.

El Dios su noviembre. Su agosto de Dios. Las rosas de Dios
de sus rosas.

El Dios su vagón donde duerme su Dios en sus nubes. ¿Desaparecerán
los Dioses con rosas en sus brazos?

El Dios en su sombrío, 11 meses de sombrío de Dios,
los perros orinando

sobre los muros de Dios, el muro de Dios, el Dios en sus rosas,
Dios su llaga de flamboyán.

El cielo estaba encancaranublado, encancaranublado de rosas
su Dios, Dios en sus turbios

números, la hielera de Dios, las jaulas de Dios
de sus niños, sus rosas de manos

de rosas de Dios, su trabajo, su miércoles
de Dios, su trabajo de Dios.

 

ONE FISH, TWO FISH, THREE FISH UN, DOS, TRES PESCADOS

Who has been wandering
by my side?

His impoverished hand on wheat, I remember him
in the drying, the humidity:

water from pebbled seas—Woolf’s waves.

I begin. You begin. We begin often. How strange is the Kingdom
of Heaven.

Whose noise tracks its own fire? Fifteen birds, plastered
in lemon, in lemon and the poetry of things? I get to negotiate with souls?

Every movement in that world of origin
supposes one same loss.

Let us take honey, take nougat; not for that
I’m innocent. One fish, two fish, three fish in fern
lakes, greening

in the cold, bodied in mud, wires and all things lost
to salt—

but I won’t do, I won’t do more
            in my leather shoes. Begin again: seas, red seas, red seas, red seas. Rags of wars, wars, wars.

Have we begun? One. Two. Three by chalk, three
by mineral. But I won’t know, nor I won’t be absolved.

Start over: a femur crooks over rags—red rags, rags of war, rags of the sea.

Rough tree, take count of your heart. Take seven, blue sevens by chalk—

it is winter. Then it was winter, a dampness
in red.

¿Quién es ese que deambuló
de mi lado?

Recuerdo su mano pobre frente al trigo de su sol seco
y su humedad,

la humedad, el agua de mar, un mar pedregoso—o las olas
de Woolf.

Empiezo. Empiece. Empecemos. Qué extraño es el Reino
de los Cielos.

¿Será que arde en el ruido? ¿Quince pájaros de yeso
y limón, la poesía de las cosas? ¿Con las almas puedo
negociar?

Cada movimiento en ese mundo de origen
supone su misma pérdida.

Llevemos, pues, turrón y miel; no por eso
quedo absuelto. Uno. Dos. Tres de esos

peces en lago de helechos
verdes,

un frío poblado de barro, de alambres, cosas perdidas
en su sal—

pero no hago, no hago más

de zapatos en charol. Empecemos otra vez: mares, mares rojos, mares rojos, mares rojos.
Trapos de guerras, guerras, guerras.

¿Ya empezamos? Uno. Dos. Un tres en su tiza, tres
en su mineral. Pero no sé, no sé quedar absuelto.

Empecemos encorvados de huesos de las espaldas con trapos, trapos
rojos, trapos de guerra, trapos de mar.

Árbol de semillas, ya empalmado en rojo su pegamento. Contemos
ya el séptimo en tiza azul, pero árbol—

es invierno. Entonces fue inverno, su rojo
sudoroso.



Three Poems

when I imagine myself / I am always leaving / I couldn’t draw my own face if god asked


A Field, Any Field

I believe you believe you meant me no harm,
yet violence was the first way you learned to hold anything.